Alejandro Graue, actor de doblaje, es testigo de la irrupción de la inteligencia artificial en un ámbito artístico como es el cine, las series o la creación de contenidos. Confía en que "hay una manera de que la inteligencia artificial colabore en nuestro trabajo, pero que no nos reemplace", a pesar de que ya ha perdido trabajos frente a la tecnología.
Uno de sus trabajos consistía en doblaje para videos de YouTube y ha sido "reemplazado por una voz totalmente artificial, sin sincronía, sin intención, plana y automática, que por suerte el público comentó diciendo que no les gustaba esa voz y que preferían la voz anterior".
Como actor de doblaje, explica que durante mucho tiempo "se ofrecían trabajos que te decían que eran para generar un banco de voces y era realmente para entrenar a una inteligencia artificial, cosa que no sabes cómo denunciar y tu no has autorizado", pero "ahora ya pueden generar voces desde cero" sin necesitar copiar al humano.
El gran beneficio para las empresas "es que ahorran mucho tiempo porque no dependerán del tiempo humano para resolver un doblaje y que otra persona lo revise", de esta forma una máquina "puede tenerlo listo en diez segundos", lamenta.
La preocupación de su sector radica en que, especialmente en trabajos que no requieren de parte artística ni actoral, "cada día mas lo resolverá una inteligencia artificial, con muchísimos puestos de trabajo que se van perdiendo".