Algunos fármacos de uso frecuente pueden deshidratarnos en verano, pero también a la presión arterial o los estados de vigilia, sobre todo entre la población más vulnerable, como son los niños y los mayores. Una ola de calor puede provocar de por sí efectos en nuestro organismo, como el agotamiento y la deshidratación.
El Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF) ha advertido de que unos 700 medicamentos, sobre un total de 2.000, pueden agravar los efectos de la ola de calor en la salud.
Respecto de los tratamientos farmacológicos, desde el Colegio de Farmacéuticos de Sevilla señalan que hay que prestar atención a los siguientes medicamentos:
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Diuréticos: Su mecanismo de acción provoca un aumento tanto de la producción como de la eliminación de orina, lo que puede desencadenar deshidratación y otras alteraciones delectrolíticas. Algunos diuréticos peligrosos son: la furosemida, los tiazídicos y los diuréticos distales.
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Laxantes: Pueden producir diarrea, especialmente aquellos que contienen sales de magnesio.
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Antiácidos: Debido a que en algunos existe presencia de sales de magnesio, también pueden provocar diarrea osmótica.
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Antibióticos: Aumentan el riesgo de diarrea.
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Antiarrítmicos.
También es importante prestar atención a los medicamentos que pueden alterar la función renal:
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Antihipertensivos: IECA y ARA II, Empeora los efectos producidos por el calor debido a la alteración de la función renal además de aumentar el riesgo de hiperpotasemia.
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Antiinflamatorios (AINES)
Según el COF de Sevilla, también hay que atender a los fármacos que presentan un perfil farmacocinético que se puede ver alterado ante una situación de deshidratación:
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Digoxina.
- Algunos antidiabéticos orales.
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Antiepilépticos: Sobre todo el Topiramato.
Medicamentos que pueden impedir la pérdida calórica y/o pueden inducir a una hipertermia:
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Antidepresivos.
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Neurolépticos.
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Antihistamínicos de primera generación.
Otros medicamentos a tener en cuenta:
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Beta-bloqueantes (Porque limitan el aumento del gasto cardiaco).
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Benzodiacepinas (Alteración de la vigilia y de las facultades de defensa contra el calor).
Podemos considerar que los pacientes que toman este tipo de medicamentos, presentan un mayor riesgo de que su estado de salud se vea agravado por los efectos de una ola de calor (junto con ancianos, lactantes, niños, dependientes y crónicos).
Por grupo de pacientes hay que tener en cuenta que algunos tratamientos para la hipertensión (captopril, enalapril o losartan), "pueden producir o agravar un síndrome de agotamiento-deshidratación o de golpe de calor, ya que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos y pueden afectar la función renal".
Asimismo, existen medicamentos que pueden impedir la pérdida calórica, como aquellos con propiedades anticolinérgicas (algunos antidepresivos, antihistamínicos, antiparkinsonianos, entre otros). A esta pérdida calórica también contribuyen fármacos como los vasoconstrictores y algunos antimigrañosos.
Por otra parte, hay medicamentos que pueden producir una hipertermia, es decir, un aumento de la temperatura corporal y otros grupos pueden agravar los efectos del calor al bajar la presión arterial y alterar el estado de vigilia, como el diazepam o bromazepam.