Picor de ojos, de nariz y de garganta, son síntomas que con el mes de mayo desaparecían para muchos alérgicos. Ahora, a mediados de julio, siguen con gran intensidad. El alergólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Darío Antolín, ha atendido en su consulta a más pacientes con síntomas de alergia estas semanas de lo que recuerda otros años.
“El aumento de las temperaturas, de la contaminación y del tiempo con calima hace que, incluso a principios de julio, esté habiendo pólenes de gramíneas”, explica. Según los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), el nivel de alerta por gramíneas este jueves era alto, –por encima de los 50 granos por metro cúbico– en tres de las 43 estaciones de medición y medio en otras 16.
La cantidad contabilizada no es mayor que en primavera, pero sí destaca frente al verano de 2022. La Comunidad de Madrid mantiene abierto su periodo de información diaria sobre niveles de polen para este año del 15 de febrero al 30 de junio, pero se ha prorrogado “mientras siga habiendo niveles medios o altos de polen”.
Aunque los 50 granos por metro cúbico son la barrera a la que se asume que cualquier persona alérgica empezará a manifestar síntomas, este año se están produciendo más, más fuertes y durante más tiempo, incluso por debajo de esos valores. La causa hay que buscarla en el polen. Estas células sexuales de las plantas tienen un mecanismo que se activa para sobrevivir en situaciones de estrés, generando unas proteínas de defensa, que las vuelven más agresivas y duraderas.
El inmunólogo Alfredo Corell explica además que otro factor que ha aumentado las alergias son los limpiadores antisépticos: “Vivimos en un mundo con cada vez limpiadores más antisépticos, hace que todo el entorno sea más estéril, propagando el número de alergias”.