El 10 de julio de 1997 el concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco fue secuestrado por ETA durante tres días y posteriormente asesinado. ETA exigió al Gobierno de Aznar el acercamiento de presos etarras al País Vasco como condición para liberarle.
Su secuestro y su brutal asesinato supusieron un punto de inflexión para la sociedad vasca, que se tradujo en la ruptura del silencio contra ETA.