'Deepfakes', la moda de fotos retocadas en internet que podría atentar contra el derecho al honor
Redacción
Subir imágenes de personas a la red no es ninguna novedad, y tampoco que estas estén retocadas o modificadas. Lo vemos cada día y es un hecho social cada vez más extendido. Un paso más allá, encontramos el fenómeno de los 'deepfakes' o la distorsión de una imagen aprovechando la inteligencia artificial. Es el caso de 'Deep Nostalgia', una aplicación israelí que está siendo toda una revolución en internet: permite dar vida, a partir de una imagen, a las caras de nuestros antepasados.
Por ejemplo, y aunque estremezca pensarlo, podemos ver una imagen en movimiento de un ser querido fallecido, un tatarabuelo, pestañeando, sonriendo o ladeando suavemente la cabeza. Este efecto se consigue gracias a la inteligencia artificial superponiendo el rostro de una persona en el de otra y falsificando sus gestos.
Además de generar mucha curiosidad, -ya se han realizado más de 30 millones de animaciones, esta técnica ha abierto un debate muy interesante sobre cómo afecta a la privacidad de los difuntos. Para saber dónde están los límites entre lo público y lo privado en términos de imagen, hablamos con Álvaro Orts, abogado experto en esta materia y director de Orts Consultores: "Cuando fallecemos perdemos nuestros derechos, como el de imagen, pero el derecho al honor sí que puede ser ejercido por parte de nuestros familiares".
Pero, más allá de esta popular aplicación y de otras que también lo fueron (Faceapp, Oldify....), lo que la gente no se da cuenta muchas veces, según el abogado, es que "cuando subimos fotos de personas a las redes sociales, por ejemplo de una fiesta donde aparecen otras personas ajenas a nosotros, deberíamos pedir permiso para poder publicarlas y eso no se hace habitualmente".
La Ley Orgánica 1/1982 de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen establece que algunos familiares —cónyuge, descendientes, ascendientes y hermanos— pueden realizar la protección civil del honor, la intimidad y la propia imagen de la persona fallecida hasta 80 años después de la muerte.