Sheila Queralt es lingüista forense. Una detective de la lengua que lleva toda una vida estudiando cómo se puede elaborar el perfil de una persona, o descubrir su identidad, gracias a su manera de expresarse a la hora de escribir o hablar. Su libro “Atrapados por la lengua (50 casos resueltos por la lingüística forense)” vuelve a ser número 1 en Amazon después de haberlo perdido, no por falta de interés, sino por falta de stock. La escritora y analísta linguística nos explica en Buenos Días en qué consiste su curiosa profesión: "Es un perito que se dedica a analizar la lengua en cualquier lugar donde haya una expresión lingüística, ya sea hablada o escrita, para determinar quién hay detrás".
Esta analista del lenguaje lleva toda una vida estudiando cómo se puede elaborar el perfil de una persona, o descubrir su identidad, gracias a su manera de expresarse a la hora de escribir o las manías que tiene cuando habla pero matiza que siempre es vital analizar en contexto: "Es esencial analizar la frase y la palabra en el contexto adecuado teniendo en cuenta las frases de antes y después sino también las relaciones que tienen los interlocutores".
¿Y cómo se aplica la labor de un lingüista forense a la vida real? ¿Qué casos famosos han requerido sus servicios en nuestro país? Sheila nos cuenta el caso del secuetro y asesinato de la joven madrileña Anabel Segura- hace más de 27 años- en el que se analizaron unas llamadas con la policía de los secuestradores y además de permitir identificarles se consiguió saber desde dónde se hacía la llamada, según cuenta ligüista forense: "no fue gracias a la voz de los secuestradores sino de la voz de fondo de un niño que utilizó dos modismos -expresiones típicas- de una zona de Toledo: 'bolo' y 'ratones colorados'".