Los vecinos de Calypo Fado se han despertado con una frontera real que se ve en el asfalto. En una calle en concreto puedes poner el pie en Navalcarnero y el otro en el municipio toledano de Casarrubios del Monte.
Se da la paradoja que la mitad de la misma urbanización pertenece a Madrid y la otra a Castilla La Mancha.
La mitad de sus vecinos son madrileños y no pueden cruzar a la otra acera manchega por el cierre entre ambas comunidades. Muchos califican de surrealista esta imposibilidad de atravesar esa 'frontera' en la que ha quedado dividida la urbanización.
Efecto fronterizo
Este viernes con la entrada en vigor del cierre de Madrid durante el puente, en Calypo Fado se visualiza el efecto fronterizo.
Una de las vecinas que vive en la zona manchega ha tenido que conseguir un justificante para que su hijo pueda pasar sin problemas al instituto, ubicado en Navalcarnero.
Nos dicen que es una situación surrealista y espera no tener problemas. Vivir entre dos comunidades es algo que evidencia hasta el color del asfalto.