El vecino que atemoriza a todo un barrio del centro de Madrid
Violencia, agresiones, insultos, destrozos en el mobiliario urbano... Es lo que viven a diario los vecinos y comerciantes de la calle Arriaza, junto a la Cuesta de San Vicente
La Policía le ha detenido hasta en seis ocasiones, una de ellas por agredir con palos a un indigente. Su expareja le denunció por violencia machista pero le ve todos los días en la calle: "Me pongo a temblar", dice
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Violencia, agresiones, insultos, destrozos en el mobiliario urbano... Es lo que viven a diario los vecinos y comerciantes de la calle Arriaza, junto a la Cuesta de San Vicente.
El protagonista es Quique, un vecino conflictivo de 38 años que les hace la vida imposible desde hace meses. La Policía le ha detenido hasta en seis ocasiones, una de ellas por agredir con palos a un indigente. La última vez, por amenazar a la gente con un cuter.
Comerciantes y vecinos viven con miedo, sobre todo las personas más mayores.
José Antonio, el dueño de la cafetería Cueva de Barragán, sufre las consecuencias en su propio negocio, la gente ya no se quiere sentar en la terraza, hay ocasiones en que se pasea desnudo por allí. "En los últimos dos meses ha perdido la cabeza y es imposible vivir así", comenta el hostelero.
"Me ha amenazado de muerte varias veces y todo el barrio tiene miedo", afirma José Antonio. Juan Carlos, un vecino de la zona, pide que le ingresen en un centro. "Necesita ayuda urgente y así todos estaremos en paz", señala.
Quique, el vecino conflictivo, se encontraba detenido hasta hace poco pero ya está de nuevo en libertad, y en el vecindario aguardan con temor su regreso.
Violencia machista
Sobre todo Isabel, su expareja, ya que vive en la misma calle y se lo encuentra todos los días, pese a haber una orden de alejamiento de 50 metros. Ella le denunció por violencia machista. "Me pongo a temblar", dice cuando se lo encuentra. "Que no aparezca mi padre", le dice a Isabel su hijo.
"Tengo miedo por mí y por mi hijo", prosigue. Su pequeño, de seis años, está obligado a pasar un fin de semana al mes con el padre y cada martes pero el niño no quiere ver a su padre ni Isabel se lo permite. "Estoy incumpliendo esa obligación por proteger a mi hijo", argumenta. "No sé por qué no suspendieron el régimen de visitas cuando le denuncié", se pregunta Isabel.
Al parecer, Quique está ahora en el pueblo de sus padres, en Ávila. Los vecinos, su hijo y su expareja esperan que no vuelva por el barrio.