“He vuelto al tajo feliz y encantada. Estaría dispuesta a hacerlo incluso gratis. Lo que fuera por terminar esta pandemia. Mi contrato está vinculado al estado de alarma” nos cuenta María José.
“Estoy muy feliz porque esto tiene que acabar de alguna manera” dicen los beneficiarios.
“Mi familia me advertía del riesgo porque estaba sin vacunar hasta el día anterior, pero yo vine sin miedo. Había que darle mucho ánimo a los que han pasado tanto drama en su familia. Una señora lloró mucho el día que le pusimos la vacuna porque recordaba que su marido murió de covid. Me he emocionado con muchas pacientes. Es emocionante ver lo agradecidas y contentas que se van” asegura esta enfermera jubilada.
Algunos fueron llamados directamente por el Servicio Madrileño de Salud y otros se ofrecieron voluntariamente. Han firmado un contrato y las retribuciones que reciban serán compatibles con su pensión y cotizarán a la Seguridad Social. Hablamos con ellos de su labor en el Wizink Center.
"No lo hacemos para que nadie nos aplauda, lo hacemos por humanidad, porque lo llevamos dentro" confiesa Maria José.
“A Dios gracias que haya personas humanitarias como ellos que hacen un servicio a los demás” recalca Flor, una de las personas que se han vacunado este jueves en el centro.
Por las mañanas, 12 enfermeras y enfermeros jubilados están encargados de vacunar a las 4.000 personas diariamente, cuatro enfermeros de SUMMA 112 les ayudan y coordinan en el Wizink Center. Otros 12 están en el turno de tarde.
Están encantados de poner su granito de arena. Algunos llevan años jubilados y en estos veinte días han recuperado su destreza. Todos ellos cobran una retribución compatible con la pensión que cobran.