Primero fue el Mercado de San Miguel, y dos años más tarde, se reinauguraba el mercado de de San Antón. La filosofía en ambos casos ha sido la misma: reconvertir antiguas plazas de abastos en modernas instalaciones gastrronómicas, en las que conviven los puestos de fruta, pescado o carne, con puntos de restauración con todo tipo de sugerencias culinarias.
El siguiente paso lo da el Mercado Isabela, recién inaugurado en el Paseo de la Habana. En este caso, no existen puestos tradicionales pero la oferta gastronómica se amplía. 38 puestos en los que disfrutar de delicatessen, dulces, tapas o productos gourmet.