Las colas del hambre continúan. En los últimos meses han aumentado en torno a un 30% por culpa de la elevada inflación, el coste de la energía disparada y ahora al arranque del curso escolar. La Fundación Madrina continúa asistiendo a las familias más vulnerables. Familias en situación de pobreza con hijos menores que no pueden comprar alimentos básicos, pagar la luz, el gas, el transporte o el alquiler de sus viviendas.
Malena es una madre de familia que agradece a la Fundación Madrina "poder llegar a fin de mes". "Con lo que mi marido trae a casa pagamos facturas, colegio, casa. No nos da para comprar alimentos. Gracias a lo que nos da la fundación podemos vivir", explica.
Los precios de la luz, gas y de la cesta de la compra están volviendo a empujar a familias a acudir a bancos de alimentos o fundaciones. Los comedores sociales también tienen mucha demanda. El otoño se presenta ante un número de familias necesitadas que no para de aumentar.
Alison es madre soltera, tiene trabajo, cobra mil euros, pero no llega a fin de mes. "Con la alta factura de la luz se hace difícil. Tengo dos niños y nunca imaginé estar así teniendo trabajo", señala. Además, coincide con una de la vueltas al cole más caras en décadas debido a la inflación.