Siempre el mismo método: mazazos al cristal y, en pocos segundos, ya están dentro del local. Su objetivo preferido son los bares y restaurantes del distrito de Carabanchel y, especialmente, las máquinas tragaperras.
El dueño de dos cafeterías de Carabanchel ya ha sufrido cuatro robos en los últimos meses. Y no es el único, pues los comerciantes de la zona cercana a la avenida de la Peseta dicen que su cercanía a la M-40 les convierte en el objetivo de los ladrones, que ven en la zona una huida rápida y fácil.
Los vecinos del barrio también se levantan temiendo por sus coches, sobre todo los que aparcan cerca de estos establecimientos. Están robando vehículos para vender piezas por encargo.