El Ejército ruso, ante la imposibilidad de doblegar a su enemigo en el campo de batalla, opta por maniatar a Ucrania con el martilleo constante de sus infraestructuras de cara al invierno para obligar a Kiev a cumplir sus exigencias, según admitió hoy el propio Kremlin.
Justifican los rusos los bombardeos con el argumento de que "no hubo ni hay ataques contra instalaciones sociales". Sin embargo, en las últimas horas se han vuelto a lanzar misiles contra Jerson provocando al menos 5 muertes entre la población civil.
A pesar de que Rusia asegura atacar sólo objetivos militares estratégicos, la principal víctima de esta 'estrategia' no es el sistema militar ucraniano sino toda la infraestructura civil, que afecta directamente la vida de los ucranianos.
La ONU alertó de que la última oleada de ataques rusos puede resultar en un invierno "catastrófico" para millones de personas que podrían verse sin electricidad, calefacción o agua.
Un total de 11 regiones sufrieron un apagón total, según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y "millones" de ciudadanos quedaron sin electricidad.