Los propietarios de viviendas turisticas no lo tienen fácil. A la pelea en los tribunales contra el plan del gobierno de Manuela Carmena para controlar el boom de estos alojamientos, se unen las quejas de vecinos, hartos del trasiego y los ruidos de los inquilinos. Por ejemplo, muchos empiezan a contratar los llamados 'vigilantes del ruido'.
Para evitar problemas con los vecinos se han instalado varios medidores de decibelios con el objetivo de controlar el ruido de los inquilinos. En Madrid hay cerca de 10.000 pisos turísticos y la empresa que los instala indica que ya hay más de 1.000 detectores de ruido.
Cuando se produce mucho ruido primero se avisa al inquilino a través de una llamada telefónica para indicarle de que sobrepasa los decibelios permitidos. En caso de que no cese, se llama a un agente nocturno que se presenta en el piso para solucionar el problema.