Lo que era motivo de gran ilusión a principios de marzo, ahora se ha convertido en un drama por culpa de la crisis del coronavirus. Anka abrió un bar en Getafe una semana antes de la declaración del estado de alarma. Invirtió todos los ahorros que tenía en el local. Ahora, meses después y tras numerosas limitaciones por las medidas antiCovid, ve como apenas entra dinero en la caja.
Es un pequeño bar que no tiene casi espacio para mesas, pero podría vivir de la barra y de la terraza de exterior ya que está situado en una zona en la que hay colegios, un centro de salud y varias paradas de autobuses.
Abrió como decíamos a principios de marzo, pero dos semanas después se vieron obligados a cerrar. Toda la ilusión y sus esperanzas se llenaron de lamentos.
Tras el confinamiento, la apertura de los bares no trajo del todo buenas noticias para Anka. Ha podido ir tirando con la terraza, pero bastante justo.
Ahora, con las restricciones para bares y restaurantes y la llegada del frío, cree que va a ser muy complicado salir adelante.