Desde el pasado viernes, bares y restaurantes de Madrid permiten seis comensales por mesa en las terrazas, pero se endurece el uso de la mascarilla: es obligatoria en todo momento, salvo al ingerir alimentos o bebidas.
Y lo es en el interior y exterior de bares y restaurantes. La mascarilla solo se puede retirar de la boca para comer o beber. Esta nueva situación está creando algunos conflictos entre trabajadores y clientes porque no todo el mundo comparte la nueva norma ni está dispuesto a respetarla.
El problema es que en muchas ocasiones son los propios camareros quienes tienen que 'ejercer' de policías para que se cumplan las normas en sus locales.
Mascarilla y comida
No obstante, los clientes cumplen en su mayoría con la norma, aunque en las mesas a veces tienen que quitársela, dicen a Buenos Días Madrid los camareros del bar ‘El Acueducto’ de Aluche que lleva muchos años abierto y es toda una institución en este barrio.
“A la hora de comer –dicen- no se puede estar poniendo la mascarilla o quitándosela, porque de hecho no es que sea muy incómodo, es que realmente no se puede”.
Los camareros controlan el uso de la mascarilla y se lo recuerdan a los clientes, pero dicen que no tienen por qué hacerlo. “Es difícil llevar el control, hay quien se molesta por decírselo, pero la mayoría lo aceptan enseguida".