Arturo Fernández, el eterno galán de la escena española, nos ha dejado. Nacido en Gijón, hijo de un mecánico ferroviario, siempre presumió de asturiano y el chatín era su coletilla favorita. Comenzó su carrera en el mundo del boxeo, lo que le dio una percha estupenda para lucir trajes y para triunfar en el cine después.
Siempre bien afeitado, oliendo a perfume, con traje y pañuelo en la solapa y dispuesto a seducir a las mujeres. Con un fama de señorito algo canalla que al final resultaba tener buen corazón.
El actor asturiano alcanzó los 90 años el pasado mes de febrero, pero su edad no le frenó su actividad, hasta que en abril unos dolores de espalda le obligaron a cancelar algunas funciones de su última obra “Alta Seducción”.
Padre de tres hijos de su primer matrimonio, compartía su vida desde hace 35 años con Carmen Quesada que se ha mantenido a su lado hasta el último momento.
Genio y figura, Fernández siempre presumió de seductor y se ha ido sin contarnos su secreto.