Los aficionados rayistas son muy fieles y devotos a su equipo, lo llevan en la sangre, en el corazón y cada vez más son los que lo quieren llevar también en la piel.
"El tatuaje más clásico que nos piden es el del escudo con el laurel, aunque hay gente que mete 'orgullo vallecano, una momia con el escudo, pero siempre se hacen el típico del ADRV", señala Dani, propietario de una tienda de tatuajes de Vallecas.
Es una buena forma de llevar a su equipo y de demostrar el amor eterno a los colores del Rayo Vallecano.