La Selección española, que visita a Serbia en el primer partido de la Liga de Naciones, tan solo ganó en el pequeño Maracaná, ahora denominado estadio Rajko Mitic de Belgrado, el día que el malogrado Juan Gómez Juanito recibió un botellazo en la cabeza lanzado desde la grada y Rubén Cano selló el 0-1 que significó la clasificación de la Roja para el Mundial de Argentina 1978.
España llevaba dos ediciones mundialistas sin lograr la clasificación, México'70 y Alemania'74. Para la segunda cita Yugoslavia abortó el sueño del conjunto de Ladislao Kubala, al ganar en el desempate, disputado en el Waldstadion de Fráncfort (Alemania), por 1-0, con gol de Josip Katalinski.
El sorteo deparó de nuevo que balcánicos y españoles se volvieran a cruzar en la fase previa para Argentina'78 junto a Rumanía.
José Martínez, Pirri, de penalti, logró el 1-0 en el Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla, pero todo se jugaba de forma definitiva el 30 de noviembre de 1977 en el infierno de Belgrado, en el pequeño Maracaná, el estadio del Estrella Roja, que ahora recibe el nombre de unas de sus leyendas.
A España le valía perder por un gol de diferencia, pero pese a ello, a la vista de lo que había ocurrido en el anterior precedente, la situación no le era muy favorable.
Tito, por entonces presidente de Yugoslavia, aprobó día festivo en el país. 100.000 espectadores llenaron las gracias del estadio, donde se vivió un ambiente tremendamente hostil, con numerosos lanzamientos de objetos.
Los yugoslavos presionaron y crearon ocasiones. Pirri se tuvo que retirar lesionado antes del cuarto de hora. España aguantó con todo y en uno de sus pocos acercamientos un centro desde la izquierda de Julio Cardeñosa fue rematado en semifallo por Rubén Cano para obtener el 0-1, a la postre el resultado definitivo.
Con el pase encarrilado Kubala decidió reemplazar a Juanito por Dani Ruiz-Bazán cinco minutos después. El carismático futbolista andaluz se retiraba del césped cuando contestó los abucheos de los hinchas yugoslavos señalándoles la derrota con el pulgar hacia abajo.
El gesto fue respondido por un seguidor balcánico con un lanzamiento de una botella que impactó en su cabeza. El de Fuengirola cayó inconsciente en uno de los instantes más recordados de la historia del fútbol español. Afortunadamente se recuperó y España pudo celebrar el pase al Mundial y desquitarse de anteriores sinsabores.
En el coliseo de la capital serbia España había empatado a cero en la fase previa del Mundial de México'70. Luego, en el camino a Francia '98 también igualó a uno, y en el de Alemania'06 a cero, aunque este último el cuadro balcánico ya jugaba bajo la denominación de Serbia y Montenegro.