Hace unas semanas Tee Higgins, el jugador de los Bengals protagonizó una escena que tardará años en olvidar. Partido de la NFL, Higgins tiene la posesión del balón, uno de sus rivales, el número tres de los Bills le va a bloquear. Así que protege la jugada impactando con su hombro en el pecho de Dammar Hamlin.
El resultado es un colapso y dos paradas cardiacas de su rival. Con 23 años Hamlin entra en estado crítico. Higgings es el culpable aunque su intención nunca fue hacer daño. Por redes sociales empiezan a machacarle.
Ahí comienza el trabajo de los psicólogos. Porque un deportista que ha lesionado a otro puede volver a jugar pero hacerlo a medio gas por el miedo de volver a ser el malo.Tee higgins pasó días angustiado, rezando por su compañero, hasta que recibió la llamada de la madre de hamlin diciéndole que él no era el culpable de la situación, que sólo había sido mala suerte. Cargar con la culpa puede ser igual de doloroso que una lesión de gravedad.