Se buscan culpables de la debacle copera del Atlético de Madrid
Efe
En un estadio con nombre histórico, el Reino de León, el Atlético de Madrid pareció subirse a una máquina del tiempo al ser eliminado de la Copa del Rey por un equipo de Segunda División B, la Cultural y Deportiva Leonesa, una debacle que recordó a otras épocas rojiblancas muy diferentes a la actual.
No pareció el duelo de anoche ante el conjunto leonés un encuentro del Atlético que ha construido en los últimos ocho años el entrenador argentino Diego Pablo Simeone, un equipo que podía tener mejores o peores tardes de juego, pero nunca regalaba un ápice de competitividad y creía hasta el final en sus posibilidades.
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Ayer resultó al contrario: fue la Cultural la que creyó en sí misma para levantarse después del tanto del argentino Ángel Correa en el minuto 62 yendo al ataque hasta atrincherar en campo propio a todo un grande europeo hasta que encontró la igualada, en una volea de bella factura del lateral Julen Castañeda a siete minutos del final.
Reaccionó, entonces sí, el Atlético, que se fue al ataque pero se golpeó con el muro del meta francés Lucas Giffard, quien en su segundo partido de la temporada defendiendo el arco culturalista regaló paradas de todos los colores: a los mano a mano de Vitolo o el serbio Saponjic -en su debut en partido oficial con el Atlético, seis meses después de su llegada-, y a los cabezazos del portugués Felipe Monteiro o Saúl.
Hasta el nunca dejes de creer que el Atlético ha adoptado como divisa en los últimos años, cambió de bando para sumarse al conjunto leonés, que aun con los problemas físicos que sufrió en el tiempo añadido fue capaz de lanzar un contragolpe mortífero conducido por Dioni Villalba, quien cedió a Gabriel Gudiño para que su centro encontrara, libre de marca al delantero Sergio Benito, que empalmó con brillantez el esférico para conducirlo a la portería rojiblanca.
En León, el Atlético se subió a una máquina del tiempo que le dejó en el prólogo de la era Simeone: la última vez que fue eliminado en la Copa por un Segunda B fue un 21 de diciembre de 2011 ante el Albacete, en aquella edición en formato de doble partido, ante el que sufrió dos derrotas, 2-1 en el Carlos Belmonte y 0-1 en el Vicente Calderón. Dos días después, comenzó la era Simeone.
Aquella eliminación fue la puntilla para el entrenador de entonces, Gregorio Manzano, destituido al día siguiente de aquella derrota. El conjunto marchaba décimo de la clasificación liguera y había sufrido cuatro derrotas en los cinco últimos encuentros con el entrenador jienense (Albacete, Espanyol, Betis y Albacete).
Dos días después, el Atlético confirmó la llegada de Simeone, que el día previo había presentado su renuncia al Racing de Avellaneda argentino. La misma plantilla que había naufragado en la Copa se convirtió, cinco meses después, en campeona de la Liga Europa derrotando al Athletic de Bilbao por 3-0 en Bucarest (Rumanía).
Si la derrota de ayer hubiera sucedido en otras etapas del Atlético de Madrid, es muy probable que hubiera generado un cataclismo que hiciera pender de un hilo la continuidad del entrenador. A día de hoy, esto no parece probable, al menos a mitad de temporada.
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Pero sí supone poner una sombra de duda sobre el conjunto de la plantilla, porque a excepción del portero esloveno Oblak y Álvaro Morata, descartados por decisión técnica, y los lesionados Koke, Diego Costa, Giménez y Trippier, el once que el Atlético puso sobre el césped en el Reino de León ofrecía garantías suficientes para superar la eliminatoria.
No fue así, porque ni los delanteros tuvieron la contundencia necesaria para evitar un desenlace tan ajustado -el portugués Joao Félix se equivocó en multitud de entregas, Correa solo acertó la acción del gol-, ni Vitolo convirtió el mano a mano que tuvo, ni los centrocampistas Marcos Llorente, Saúl y el mexicano Héctor Herrera controlaron el juego, ni Santiago Arias fue capaz de detener a Gudiño cuando dio el pase para el 2-1, ni los centrales ni Saúl supieron detectar a Benito en el remate del gol definitivo.
Culpas a repartir
Son muchas culpas a repartir, muchos debes en una plantilla, difíciles de solucionar aun con la llegada -de gestión extremadamente difícil y contrarreloj, pero que parece aclararse- de un delantero de renombre internacional como el uruguayo Edinson Cavani. El Matador, si llega, aportará contundencia, pero al Atlético le faltaron otras muchas cosas en el Reino de León.
En cualquier caso, el calendario no permite a los rojiblancos tomarse ni un minuto para lamentaciones. Esta tarde, a las 18.00 horas, vuelven a entrenar de cara al duelo liguero del domingo en el Wanda Metropolitano, donde recibirán al Leganés.
A ocho puntos de desventaja del Barcelona y el Real Madrid, empatados en la cúspide del campeonato, los rojiblancos no pueden permitirse perder más puntos. Un tercer tropiezo consecutivo tras caer en Eibar y León sí sería volver al Atlético de otras épocas, un escenario hasta ahora impensable en la era Simeone.