Regates, combinaciones, paradas y goles. No son estrellas, pero se sienten importantes dentro del equipo de fútbol sala de la Fundación SER.
Su entrega e ilusión es innegable. En sus caras se refleja la felicidad que les produce practicar este deporte. Todos ellos sufren discapacidad intelectual y la Fundación SER utiliza el fútbol sala como terapia.
El proyecto empezó hace ocho años. No hay diferencia entre sexos ni límite de edad. Lo mejor de todo es que al margen del resultado, es un equipo que nunca pierde, todos ganan.