Gratinadas, hervidas, con salsa o con queso. La coliflor es un plato habitual en los domicilios madrileños. Lo que ya no es tan tradicional es verla de colores: moradas, amarillas, verdes...
En Aranjuez encontramos las reales huertas, donde la tercera generación de agricultores, cultivan estas curiosas y coloridas variedades. Muchos restaurantes acuden a por ellas para vestir sus platos.
No cambia ni el sabor ni el olor, porque son tan naturales como las blancas, simplemente se trata de una variedad más antigua. Lo que sí pueden variar son sus propiedades: la morada posee más antioxidantes que la blanca y la verde, por ejemplo, al pasar más tiempo bajo el sol tiene más vitamina C.