Estamos acostumbrados a que "Patrimonio de la Humanidad" sea un monumento, pero a esta mujer la UNESCO la declaró Patrimonio Cultural de la Danza. Hablamos de Paca Sardonil, aunque medio planeta, por donde ha taconeado con su arte flamenco, la conoce como "La Tati".
Francisca Sadornil Ruiz es su nombre de pila. "Me iban a poner Tatiana, pero la Iglesia Católica en aquel momento no dejaba poner más nombres que los del santoral". Le pusieron Francisca por su abuelo, "pero en clase me decía todo el mundo Tati".
Es una de las grandes bailaoras que ha dado Madrid, tan castiza que nació "en la calle Toledo al lado de la Fuentecilla" y se crio en el Rastro, "mis padres tenían un puesto de compra y venta".
"En esa época era dura la vida para todos para todo el mundo, imagínate, pero yo yo he hecho un análisis. Será porque todos estábamos igual; todos teníamos carencias, que yo no me he sentido nunca desgraciada" rememora Tati, historia viva del flamenco.
Comenzó en el mundo del baile a los ocho años, en la Academia de La Quica. " Yo creo que nací para bailar", afirma 'La Tati'. Allí se convirtió en la niña de los recados. Nunca tuvo dinero para pagarse las clases y aprendió mirando a su maestra, yo aprendí de mirona".
Su oportunidad llegó tres años después cuando el tablao Zambra necesitaba bailaoras y ella acudió a una audición. Enseguida, la cogieron y debutó como solista con tan sólo 13 años.
Deslumbró por bulerías a Manolo Caracol en su tablao Canastero, "me vio a bailar y en cuanto que abrieron los canasteros, pues me llamo para trabajar"; y actuó en los míticos Torres Bermejas y Caripén, el local de Lola Flores y El Pescaílla.
Ahora se dedica a la enseñanza de este arte. Porque si Nueva York tiene el Actor's Studio, el centro que formó a Marlon Brando o Marilyn Monroe, Madrid puede sacar pecho con la escuela Amor de Dios, una de las escuelas de flamenco con más raigambre.
Un equipo de 'Disfruta Madrid' ha podido asistir a una de las clases de Antonio Canales y hablar con el director del centro, Joaquín San Juan que recuerda que Madrid siempre ha convivido con el flamenco de forma muy estrecha "aquí prácticamente se crearon los tablaos flamencos en su momento fueron los pioneros".