El yihadismo se ha convertido en la mayor amenaza contra la seguridad de los países occidentales. Así quedó demostrado en Madrid aquel fatídico 11 de marzo de 2004.
Once años después, los riesgos se han multiplicado como hemos podido comprobar en los recientes atentados cometidos en el Museo del Bardo, en Túnez, y en París contra el semanario satírico Charlie Hebdo.
En Objetivo Crítico tratamos de dar respuesta a una cuestión: ¿Estamos preparados para dar afrontar una amenaza yihadista?
Para ello recorremos algunas de las mezquitas de la Comunidad de Madrid. En su día, el Ministerio del Interior relacionó el local de una de ellas, situado en Villaverde, con la organización 'Justicia y Caridad', el grupo islamista ilegal más potente de Marruecos. En este centro también se reunieron a puerta cerrada 'El Tunecino', 'El Chino' y los hermanos Akcha, todos ellos terroristas del 11-M.
El programa ha entrevistado a Sami El Mushtawi, portavoz de la Mezquita de la M-30. En la cafetería del templo, según las investigaciones, se produjo el reclutamiento del grupo de yihadistas detenidos en junio de 2014. Los responsables de la mezquita destacan que siempre han condenado y rechazado tajantemente la violencia yihadista y entienden "el enfado de muchas personas" cuando se producen estos hechos.
Hace 30 años, Madrid sufrió la primera masacre yihadista en el restaurante El Descanso donde fallecieron 18 personas y 80 resultaron heridas. Hablamos con familiares de uno de los fallecidos.
Acudimos también al barrio de la Concepción, donde vivían algunos de los yihadistas de la 'Brigada Al-Ándalus' detenidos el verano pasado. Queremos conocer cómo es la vida de los musulmanes de este barrio que, en muchas ocasiones, tienen que sufrir la suspicacia de sus convecinos. En Madrid viven 150.00 musulmanes, una comunidad que rechaza igualmente la violencia yihadista.
Nos desplazamos a poco más de 100 kilómetros de Madrid, a Santa Cruz de Pinares, donde se encontraba el campo de entrenamiento de la 'Brigada Al-Ándalus'.
La seguridad en el aire es prioritaria después de los atentados del 11-S en Nueva York. El Servicio de Vigilancia Aérea del Ejército del Aire se encarga de que algo similar no ocurra en Madrid. El código 'renegade' se activa si se sospecha de un avión civil que podría ser usado en un atentado. El subsuelo de la ciudad también está especialmente vigilado por un grupo de especialistas de la policía.