0-2, minuto 53 y 0-3, minuto 55. El central del Kashima no observó la salida de su portero, pendiente de la carrera de Bale. Cuando se toparon en la salida del área de su compañero, hizo lo que nunca debía.
Tocó el balón a un lateral en vez de despejarlo con potencia fuera y el galés sacó oro de su presión. A puerta vacía marcó y dos minutos después cerró su mejor partido del curso con un zurdazo a una escuadra. Un triplete que le reivindica. El papel de líder que se espera de él.