Celebramos el Día del Bocata de Calamares, la tradición gastronómica más castiza de Madrid
Te damos algunos trucos sencillos para hacerlos en casa
Foto: Telemadrid |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
El bocadillo de calamares es un clásico del tapeo en toda España y toda una tradición en la gastronomía madrileña. Pasear por la Plaza Mayor y comer un bocadillo de calamares es un ritual que no te puedes perder si visitas el centro de Madrid.
Si buscamos el origen de esta tradición gastronómica, las pistas nos llevan a la influencia de la gastronomía andaluza en el Madrid del siglo XIX, cuando la ciudad se llenó de colmaos y tabernas flamencas. No hay que olvidar los movimientos migratorios que empujaron a los habitantes de otras regiones a buscar un futuro mejor en el centro de España.
Con el paso de los años, los calamares fritos se conviertan en uno de los platos más populares y solicitados de Madrid, sobre todo a modo de bocadillo.
La Campana, uno de los bares de calamares más típicos
Lo cierto es que hay opiniones para todos los gustos sobre dónde comer el mejor bocadillo de calamares. Está Pasando ha probado el del bar La Campana, en plena Plaza Mayor.
Este pequeño bar lleva más de 70 años haciendo estos bocatas tan típicos de la ciudad. Nos cuentan que algunos días han llegado a hacer 1.400 bocadillos al día. Antes de la pandemia, este bar vendía unos 8.000 kilos de calamares al mes.
¿Cómo hacerlos en casa?
Para los que prefieren quedarse en casa, te damos una receta muy fácil para prepararlo. No hacer falta ser un experto en la cocina, lo más importante es elegir un calamar fresco, o en su defecto congelado, pero de calidad, y un buen pan para hacer el bocadillo.
Los calamares, si son frescos hay que limpiarlos y cortarlos en anillas de 1 centímetro más o menos. Podemos utilizar también los tentáculos para nuestro bocadillo, ya que quedan muy crujientes.
En un bol mezclamos harina de garbanzo, harina de trigo y, si queremos, podemos añadirle un poco de levadura para que el rebozado suba más. Enharinamos los calamares de tal forma que queden bien cubiertos.
Los freímos en tandas para que no se amontonen. En cuanto los veamos dorados hay que sacarlos, de lo contario quedan duros. Al sacarlos, lo ponemos en un plató con un papel de cocina para quitar el exceso de aceite y los tendremos listos para montar el bocadillo de calamares. Ahora ya por gustos, se puede añadir alguna salsa, limón, tostar el pan… ¡Cada uno elige los extras de este manjar!