Casimiro, a sus 50 años, es propietario de 6 burros de una raza en peligro de extinción, de 10 ovejas autóctonas de la Comunidad de Madrid, y tiene un grajo amaestrado que va siempre con él.
Tras 25 años trabajando en un banco, decidió que su vida serían los burros. Ya tenía dos como mascotas y decidió comprar 4 más para montar su propia empresa.
Ahora contemplar la naturaleza de la sierra madrileña sobre un burro.