Uno de los productos más sensibles a los cambios climáticos son las vacunas por lo que es muy importante conservar la cadena del frío y de esta manera evitar todo tipo de riesgos innecesarios que pueda dificultad su cometido: combatir contra un virus.
José Antonio López, virólogo y profesor de microbiología, ha explicado en Está Pasando lo importante que es mantener la temperatura adecuada para las vacunas: “En principio no podemos guardar la vacuna en la nevera de nuestra casa, lo normal es que la gente compre la vacuna y vaya a ponérsela”, explica.
En el caso de que guardemos la vacuna en nuestra nevera, solo aguantará dos días. El mantenimiento de la cadena de frío en todo proceso de transporte, conservación, manipulación y almacenamiento es fundamental para asegurar el éxito de la vacunación.
El virólogo explica que en caso de romperse la cadena del frío, el material de la vacuna que es inestable, puede llegar a deshacerse y romperse.
“Para llevar la vacuna a -80 grados a los centros de salud hay que transpórtalas en arcones pequeños que puedan mantener esa temperatura”, señala.
En su opinión todavía falta para que la vacuna sea 100% efectiva: “Nos queda un largo camino, quedan muchos análisis y pruebas por hacer”.