Castilla y Portugal se repartieron en Tordesillas el mundo trazando una línea imaginaria que dividía el océano Atlántico. La parte de la izquierda correspondería a Castilla y la de la derecha a Portugal. Pero una sorprendente decisión de última hora cambió la Historia para siempre. Portugal protesta y decide mover la línea. El futuro Brasil que está aún sin descubrir les pertenecerá.