Por la Plaza de Tirso de Molina pasaba antiguamente la procesión El rosario de la Aurora. Recorría medio Madrid, cargando con 36 farolas doradas enormes y muy aparatosas. En una de las procesiones, se encontró en una calle estrecha con otra procesión que venía de frente. Empezaron a pelearse sobre quién pasaba primero y acabaron a farolazos. Desde aquel día, las autoridades prohibieron la procesión y la expresión acabar como el rosario de la Aurora se hizo popular.