La Audiencia Nacional ha condenado al ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies y al inspector jefe José María Ballesteros a un año y medio de prisión y cuatro años de inhabilitación por revelación de secretos por el chivatazo a ETA en el bar Faisán, que frustró una operación en 2006.
La sección tercera de la Sala de lo Penal les absuelve del delito de colaboración con organización terrorista, al entender que el chivatazo no fue una "acción directa de los acusados para favorecer una actuación puntual" de la banda, sino que la intención era "no entorpecer el proceso que estaba en marcha para lograr el cese de la actividad de ETA".
Los magistrados recuerdan que en este caso no hubo "una voluntad de realizar la conducta típica prevista para el delito de colaboración con banda terrorista, que es la de favorecer la actividad de la organización, cualquiera que sea el móvil", sino que su intención era no obstaculizar el diálogo de paz entre el Gobierno y ETA aprobado por el Congreso en 2005.
Según la sentencia, el chivatazo no puso en peligro la "convivencia pacífica entre los ciudadanos", que es lo que se trata de proteger en los delitos de terrorismo, pero los condenados sí consiguieron evitar una operación "revelando unos datos de los que tenían conocimiento por razón de su cargo y que por su naturaleza debían mantener el sigilo".