Unos 66.000 alumnos de la Comunidad de Madrid se examinan de la prueba final de sexto de Primaria que, según fija la Lomce, será corregida por profesores externos a los centros para garantizar la objetividad, y que ha suscitado numerosas críticas.
El Ministerio de Educación defiende la necesidad de esta prueba de carácter diagnóstico, cuya nota no condiciona el paso del alumno a la ESO, con el argumento de que es la tendencia mayoritaria en los países de la OCDE y que sus resultados señalarán los objetivos comunes a cumplir en el sistema educativo español.
Los críticos a esta evaluación, que denominan "reválida", son la mayoría de los partidos de la oposición, los sindicatos y asociaciones de docentes y padres. Aducen que provoca "estrés" al alumnado y supone una "falta de confianza" hacia los profesores que les dan clase.
De momento, CCOO de Madrid ya ha anunciado que se suma a la denuncia del sindicato a nivel estatal contra los cuestionarios de contexto y los indicadores comunes de centro para la prueba final de Primaria.