Parece una locura, pero es algo que lleva ocurriendo toda la vida y es que, efectivamente, los árboles pueden comunicarse entre ellos a través de sus raíces para ayudarse los unos a los otros.
De esta forma, cuando una especie de un árbol en el bosque tiene problemas, habla con sus compañeros del lugar para notificarles que tiene falta de nutrición o alguna otra circunstancia y los demás ponen todo su empeño en intentar ayudarle a través de sus raíces mandándole, por ejemplo, los nutrientes que le hacen falta para recuperarse.
“No hay competencia sino todo lo contrario, en vez de cargarse al árbol para haya uno menos en el bosque y tengan más comida para ellos, colaboran todos juntos, algo de lo que deberíamos aprender los humanos”, nos ha contado Mario Picazo.
Además, lo más curioso es que no le dan importancia a la especie del árbol que solicite ayuda a través de esa comunicación, puesto que todos estos seres vivos colaboran juntos de igual modo.