Juan Diego Botto se convierte en Federico García Lorca
El actor protagoniza Una noche sin luna, obra que trata de la vida y del trabajo del poeta español
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
Seguro que le recuerdan de Historias del Kronen o Martin Hache. Juan Diego Botto fue el actor por excelencia de la década de los noventa. Desde entonces ha llovido mucho y el actor ha aprovechado todo este tiempo para crecer, no solo como actor, sino también como dramaturgo y como director.
Ahora está de gira por España con Una noche sin luna, una obra en la que da vida a Federico García Lorca y que está dirigida por Sergio Peris-Mencheta, con quien hace un tándem de lujo.
Botto ve de una gran importancia que se represente a día de hoy Una noche sin luna, obra que nos habla de la vida y del trabajo del poeta Federico García Lorca. “Creo que no tiene sentido montar un clásico si no es para hablar de la actualidad”, explica el actor, “y hablar de Lorca es hablar de lo que nos está pasando ahora como sociedad”.
Juego de espejos: encima del escenario/debajo, en la arena; dentro del teatro/fuera, la realidad; ayer y hoy.
Juan Diego Botto nació en Buenos Aires, aunque afirma sentirse más madrileño que argentino. A pesar de que tiene un gran vínculo con sus raíces y con su argentinidad, su familia se vino a España cuando él apenas tenía cuatro años.
¿Cómo fue su llegada a España? “Era un Madrid muy distinto y necesitamos un periodo de adaptación”, recuerda Juan Diego, que perteneció a esa primera remesa de latinoamericanos que comenzó a venir a la península.
Su vena de actor la lleva grabada a fuego en la sangre. Y es que, con la familia que tiene, Juan Diego no podía ser otra cosa que no fuera actor. Es hijo de los actores argentinos Cristina Rota y Diego Fernando Botto, hermano de María Botto y de Nur Levi, también actrices, y primo del actor Alejandro Botto.
Los primeros recuerdos de Juan Diego con el mundo de la actuación están relacionados con la escuela de su madre, que en sus comienzos estaba en el salón de casa: “Cuando llegábamos del colegio escuchábamos a los alumnos trabajando a Shakespeare, Molière, Chéjov… Era imposible que no se generase curiosidad”.
Con cinco años hizo su primera aparición en la gran pantalla, una historia en la que también anda involucrada su madre: fueron a su casa para pedirle a su madre que participara en una película. El pequeño Juan estaba por ahí jugando y, como también necesitaban un niño, se fijaron en él. “Mi madre me comentó que tendría que faltar al colegio. Y no hizo falta que me explicara nada más”.