Películas como Matrix, La Guerra de las Galaxias o Terminator nos muestran escenarios distópicos de sociedades donde los robots interactúan de manera natural con los humanos. Pero la ciencia ficción cada día se acerca más a la primera y se aleja más de la segunda: “Va a formar parte de nuestra cotidianeidad en relativamente pocos años”, asegura Rafa Balaguer en Madrid Directo.
Los robots y androides cada vez son más perfectos, son más versátiles y tienen más habilidades para desempeñar tareas domésticas o comerciales del día a día.
Los xenobots son el siguiente eslabón en el desarrollo biotecnológico. Se trata de máquinas biológicas, seres artificiales creados a partir de células de embriones de rana que pueden reaccionar al entorno y modificaciones del ambiente.
Estas biomáquinas microscópicas son capaces de almacenar información, y de moverse de forma autónoma. Otra de sus características singulares es que pueden organizarse en enjambres de manera coordinada y cooperativa. Pero quizá lo más sorprendente de los xenobots es que tienen capacidad de autocuración y se pueden replicar por sí solos.
Las aplicaciones de estas nanomáquinas son infinitas, pero su uso en medicina puede generar una auténtica revolución, con implicaciones sociales muy importantes, asegura Balaguer.
Sin embargo, también plantea un debate sobre sus límites y su regulación, por sus condicionantes éticos, legales y filosóficos. “Los seres humanos estamos creando algo asimilable a una forma de vida, lo que va a diluir aun más el límite escurridizo entre los que consideramos vida y lo que no”.