La científica Isabel Sola: "El virus no ha cambiado, presenta la misma secuencia con pequeñas variaciones"
REDACCIÓN
Investigadores de todo el mundo buscan a contrarreloj una vacuna contra la Covid-19. Hay 170 proyectos en el mundo para luchar contra este virus. De todos estos proyectos, 136 están en fase pre clínica, 34 están más avanzados, 9 de ellos en fase final y 3 en fase tres, que son las vacunas de Estados Unidos (Moderna), Oxford (AstraZeneca) y Alemania (Biontech). Esta última es la llamada ‘vacuna de Trump’, ya que el presidente de Estados Unidos se comprometió a comprar 100 millones de dosis por un valor de 1.950 millones de euros.
En España se trabaja en tres proyectos. En uno de ellos participa Isabel Sola, Jefa del laboratorio del Coronavirus CNB-CSIC, y que es una de las mayores expertas de esta pandemia en nuestro país.
"El potencial que tienen nuestras vacunas es igual de prometedor"
Isabel ha explicado que el caso del ‘parón’ de la vacuna de Oxford ha sido por un paciente de los 30.000 que han participado en el muestreo. Ahora hay que averiguar si esta enfermedad, esta mielitis, se ha producido como efecto secundario de la vacuna o es por causas ajenas a ella. “De confirmarse que es por la vacuna, habría que interrumpir y reformular la vacuna. El mensaje que nos están transmitiendo es positivo, por la seguridad con la que se está haciendo todo”.
En cuanto a nuestras vacunas, las españolas, Isabel Sola “en el CSIC hay tres candidatas a vacunas y sus posibilidades son tan eficaces como pudieran ser otra internacional. No han avanzado tanto como estas otras, pero el potencial que tienen nuestras vacunas es igual de prometedor”.
“En España vamos un poco por detrás en el sentido de que vamos en ensayos preclínicos, en animales, y si va todo bien, se empezará en unos meses con ensayos en humanos”´
La más avanzada, la del 'virus de la viruela'
Dentro de estas vacunas, va más avanzada la de Mariano Esteban y Juan García Riaza, la que usa como vector un virus de la viruela atenuado. Como ya tenían mucha experiencia en este sentido, va más adelantado. Este será el que irá en cabeza. “El nuestro va más atrás, porque hemos empezado desde cero, partiendo del mismo virus que está circulando, lo hemos reconstruido para que pueda ser candidato a vacuna y dar una respuesta inmune, eficaz y que sea segura y que no se propague como se propaga el virus”.
Los experimentos llevan tiempo y hay que observarlos durante semanas y meses, dice Isabel, pero “tenemos mucha esperanza en ellos”.
En una primera etapa, del desarrollo al candidato a vacuna, se hace en laboratorio y requiere una inversión más pequeña. El ensayo clínico en personas sí necesitan una mayor inversión. “Nosotros somos un grupo relativamente pequeño, pero tenemos todo el apoyo del CSIC y el Ministerio y si nuestros candidatos muestran eficacia, van a hacer todo lo posible porque se puedan hacer todos los ensayos en vacunas y el candidato a vacuna se convierta en una vacuna que se pueda producir”.
Una vacuna intranasal
De las vacunas sobre las que se trabaja en España, dos de los candidatos serían intramusculares. Hay otra que podría ser de administración intranasal, que tendría la ventaja que iría directamente a las vías respiratorias, que es donde se produce la infección por el virus. Y es importante que se consiga una inmunidad en esa puerta de entrada del virus, en las mucosas.
“Nosotros en los próximos meses queremos hacer los ensayos en un modelo de ratón y si todo va bien, en el primer trimestre del 2021 se harán ensayos en humanos. A lo largo del 2021 esperemos tener buenas noticias sobre nuestros candidatos a vacuna”.
De momento, hasta que no haya una vacuna, lo único que tenemos es la prevención. Entre las medidas, están la distancia, la mascarilla y el lavado de manos. “Con todo ello se minimizan muchísimo los contagios”, ha asegurado la científica.
El virus no ha cambiado
En una infección causada por un virus, está el virus y la persona que se infecta. “El virus prácticamente no ha cambiado. Conserva su secuencia con algunas pequeñas variaciones. Lo que ha cambiado es el grupo de población que se infecta. Mientras que en la primera ola la edad media era de 60 o 65 años, ahora es 15 a 29 años. Aunque ahora haya el mismo número de infecciones, el resultado es distinto, porque sabemos que el efecto del virus en personas mayores es mucho más grave, porque la persona es más vulnerable”. Además, las personas mayores se protegen ahora más, ha añadido Isabel.
En cuanto a cuándo hacer la prueba diagnóstica, lo ideal es hacerla lo antes posible ante cualquier síntoma sospechoso. “Tenemos que coger la delantera al virus y cuanto antes localicemos a los positivos y a sus contactos, antes estaremos evitando que se transmita”. La transmisión del virus, de hecho, puede ser anterior a que aparezcan los síntomas, a diferencia que pasaba con el Sars-1, cuyo pico de transmisión se daba cuando ya había síntomas.