Hace seis años, Lourdes avaló a un amigo de la infancia que era como de la familia. Ahora vive un auténtico infierno, temiendo todos los días que le quiten su casa.
"Cuando me casé, él me avaló. Sin pedírselo siquiera, él se ofrece. Cuando me dice en 2017 que le avale, yo no tengo ningún problema". Lourdes no dudó entonces en ofrecer su casa como aval para que su amigo pudiera hipotecarse, pero en menos de un año empezaron los problemas.
A los seis meses, su amigo dejó de pagar. "Me empieza a llamar por teléfono el banco, que no paga. Hasta ahí un sufrimiento de cartas que él decía que no tenían importancia, que no pasaba nada. Ya no me mandan cartas, ahora ya me llaman las veces que haga falta, al de mi marido, al fijo y al móvil".
El pasado mes de junio, la situación empieza a tensarse. "Ya se pone valentón. Me da miedo hasta salir a la calle. Ya no sé qué me va a hacer". Lo único que pide Lourdes es que la quite como avalista.
"La única solución es que pague y estaríamos más tranquilos él y yo porque esto es un 50%. Esto lo mismo se lo quitan a él como me lo quitan a mí". El miedo con el que vive Lourdes es que llegue un día en el que le quiten su casa.
Viven a tan solo una calle de distancia y un equipo de Madrid Directo intenta hablar con él, pero sin éxito, igual a través del móvil. "Es lo mismo que hace al banco". Una situación que Lourdes lleva arrastrando seis años y que no parece mejorar.