Ricardo, un vecino de la calle Alcalá de 77 años, vivió el pasado jueves la peor experiencia de su vida. Tres encapuchados entraron en su casa, le amordazaron y le dieron una brutal paliza para robarle. Después huyeron dejándole atado.
"Yo hubo un momento en que deseaba morir con mis cinco sentidos, digo, porque todo lo que sea aguantar aquí en esta forma. Se ensañaron conmigo, se ensañaron a palo limpio". En cuestión de minutos, le robaron todo lo que tenía.
Los delincuentes emplearon una violencia brutal contra el anciano para llevarse los ahorros de toda su vida, casi medio millón de euros que pensaba repartir entre todos sus hijos. "Me metieron un palo en la boca para que no pudiera gritar y empezaron a apretarme para que me ahogara", nos cuenta.
Ricardo les abrió la puerta de casa pensando que era su cuidadora. "Abrí la puerta, me dieron un empujón grande y entraron tres individuos con unos trajes negros y encapuchados, con una gorra y mascarilla, y me tiraron al suelo".
El anciano, pese a la paliza y las amenazas de muerte, no reveló la clave de la caja. "Lo más sospechoso y lo que no puedo entender de todo lo que me ha pasado es que yo no les dije la clave. Se fueron para arriba y ellos abrieron. Esos individuos sabían la clave. Me robaron todo lo que había en casa, pero también se llevaron las llaves de un coche eléctrico que compré hace muy poco tiempo".
Desesperado, con problemas de salud y arruinado, la única esperanza de Ricardo es ahora la Policía. "Lo único que me gustaría es que los cogieran y que me devolvieran el dinero", afirma cabizbajo.