"Luces y acción". En ausencia de luz y calor, una cuadrilla de trabajadores agrícolas comienza su jornada en plena campaña de recolección de patatas en el municipio de Villamanrique de Tajo, situado en la Comarca de Las Vegas.
"Este es el mejor momento para empezar". Y lo hacen con un tren de cosecha traído de Alemania, que extrae los tubérculos directamente desde la tierra, los selecciona, carga y, a través de una serie de cintas con distintas graduaciones de paso, limpian la patata de tierra.
El proceso donde el trabajo manual cobra especial importancia es en el momento de la llegada de las patatas a la mesa de selección. Todo aquello que por volumen o tamaño ha pasado los distintos filtros y algunos son terrones de tierra, se retiran, ya que claramente no pueden llegar al distribuidor. "Después de todo este proceso, las patatas, una vez estriado todo lo que es terrón y demás materia vegetal que no valen, acaban en la tolva".
Sin lugar a dudas, el tiempo ha evolucionado favorablemente en la recolección de las patatas. "Siempre ha sido muy penoso y muy duro, requería un gran esfuerzo por parte de los trabajadores y ahora gracias a esta maquinaria puede hacerse de una manera mucho más sencilla y liviana".
Cada noche, la cuadrilla puede recolectar unas 50 toneladas de patatas destinadas a los hogares de todos los madrileños. Un producto de proximidad, producido en nuestra región y sin apenas huella de carbono.