Los tradicionales panecillos de San Antón vuelven a venderse en las calles de Madrid. Como cada año, se despachan a la entrada de la iglesia del mismo nombre, situada en el número 63 de la calle de Hortaleza, coincidiendo con las Fiestas de San Antón.
"La tradición dice que hay que guardar un panecillo de San Antón con una moneda, pedirle un deseo y, al año siguiente, traer el dinero al Santo y comerse el panecillo para que se cumplan los deseos", nos cuenta Paula.
Las pastas elaboradas con harina, manteca o canela llegan desde un convento de monjas de Úbeda y se despachan en bolsas de seis unidades al precio de cinco euros por paquete. Están a la venta desde hoy hasta el día 17.
Los panecillos se elaboran en recuerdo a San Antonio Abad, un ermitaño del que se cuenta que solo consumía este tipo de alimento durante sus ayunos. La poca humedad de su masa facilita que puedan conservarse en buen estado durante meses.
¿Por qué San Antón es el patrón de los animales?
Para su inicio, nos tenemos que remontar hasta el año 251 en Egipto, momento del nacimiento de San Antonio Abad, conocido por dar todo a los pobres antes de marcharse del desierto. Según cuenta la leyenda, un cerdo salvaje le acompañó toda su vida después de que el santo hiciera el milagro de devolverles la vista a sus jabatos.
Por este motivo, la imagen de San Antón se representa con un cerdo a sus pies, convirtiéndole así en el protector de los animales. Además, se dice que San Antonio Abad encontró la paz y el amor verdadero en la contemplación de la naturaleza y de los animales, a los que decidió bendecir durante toda su vida.