Un techo que proteja del frío es un bien del que no disponen miles de personas. Los servicios sociales y de emergencias vuelven a intensificar sus rutas diarias para vigilar a esta población y poder remitir a quien lo necesite a los diversos centros operativos.
Joanna es una trabajadora del Samur. Estos días con la alerta por frío no para de recibir llamadas, unas 100 por día. "Las noches en invierno son muy duras, hace muchísimo frío, entonces sobre todo lo que demandan es alojamiento para dormir".
"Lo que estamos ofreciendo son los centros de emergencia que tenemos de alojamiento, donde pueden llegar allí, se pueden asear, cenar un poquito, descansar y luego al día siguiente les dejamos en el mimo punto donde les recogemos", nos explica Joanna.
Uno de los que se ha beneficiado de este programa es Ángel, tiene 53 años y lleva desde el domingo durmiendo en un albergue, pero hoy se le acaba la estancia. "Nunca me había encontrado con esto y es complicado".
"Estoy operado de una hernia cardiaca y me afecta a la ansiedad, a mi estado emocional. Vengo de la hostelería, he trabajado en casas importante de Madrid, ahora acaba también la campaña de navidades y los meses más malos que hay son enero y parte de febrero. Es muy difícil que puedas acceder a tener una habitación porque no tengo un ingreso en este momento".
Un dispositivo que se ha ampliado a casi quinientas plazas para que puedan ducharse, alimentarse y dormir durante los meses más fríos. Cabe destacar que en esta labor se encuentran la colaboración de muchos ciudadanos.