Su aspecto empieza a ser común entre los comerciantes de distintos puntos de la Comunidad de Madrid. Ha actuado en Fuenlabrada, en Móstoles, en Pinto, Orcasitas, Ciudad Lineal o en Majadahonda, entre otros.
Siempre emplea el mismo modus operandi. Se hace pasar por un comerciante de la zona, previamente estudiado, se gana la confianza del dependiente que le atiende y siempre pide cambio. El problema es que, cuando se lo ofrecen, promete volver con el dinero pero nunca lo hace. Y así en reiteradas ocasiones.
Puesto que la cuantía robada no es muy elevada, los comerciantes no denuncian y eso hace que siga actuando con total impunidad.