A las ocho de la mañana, las caballerizas de Las Ventas ya se ponían en marcha para un nuevo día de festejo. La actividad comienza desde primera hora de la mañana, limpiando y dando de comer a los caballos.
Escondida, se encuentra una sala donde guardan toda la comida de los caballos, como el pienso y la avena. "Es uno de los rincones más escondidos de la plaza de Las Ventas", nos cuenta Pablo.
La comida la reparte Benjamín, nacional de Perú, como Roca Rey, y lleva, nada más y nada menos que, seis años al frente. "Les damos agua antes del festejo y en la noche. Cuanto más tomen mucho mejor".
Los petos que llevan los caballos, que les protege de la embestida del toro, está hecho con la misma tela con la tela con la que hacen los chalecos antibalas. Los estivos y el pañuelo con el que les cubren los ojos los preparan minuciosamente para el gran día.
Luis es el encargado de los caballos desde hace doce años. Tiene más de sesenta, de los cuales una veintena ha participado en feria. En los festejos participan una veintena de caballos y seis mulas.
Los picadores eligen qué caballos quieren para la lidia. "Salen seis caballos al paseíllo. Los picadores eligen tres, uno por cuadrilla, y un cuarto que es el que se queda de reserva haciendo la puerta y los otros dos de reserva", nos explica Luis.