Con el calor del verano, algunos trabajos se convierten en un auténtico infierno para sus empleados debido a las altas temperaturas con la que tienen que trabajar. Es el caso de la operación asfalto, los asadores de pollos y la soldadura.
Los trabajadores de la operación asfalto sufren con creces el verano. Para tener controlada su temperatura corporal, llevan puestas pulseras que, en caso de una subida fuera de lo normal, les alerta.
"El asfalto llega aquí con 140 grados". Por ello, en estas fechas su jornada laboral es reducida, de 8:00 a 15:00 horas. Asimismo, para mantenerse y sobrellevarlo de la mejor forma, aprovechan los momentos de sombra y se hidratan constantemente.
De igual forma lo sufren los asadores de pollos. Al lado de las ascuas, trabajan duro bebiendo agua prácticamente durante todo el día. "Cuando nos sentimos de repente algo mareados, salimos un poco y luego volvemos a entrar o cuando hay que ir a la cámara fría, aprovecha uno y se queda un ratito".
Los soldadores no se quedan atrás. "Entre las chispas, las temperaturas altas de la soldadura, que pueden llegar a los 1.200-1.300 grados tranquilamente, te tienes que acostumbrar. La verdad que es duro, pero te tiene que gustar".