Alberto tiene 89 años y no piensa marcharse de la casa en la que lleva viviendo más de medio siglo en Pueblo Nuevo. Es el único inquilino que queda en el edificio, pagando renta antigua y enfrentado a una empresa que le hace la vida imposible para que se vaya.
Lleva 67 años allí viviendo, pero este último está siendo terrible para él: "incomodidades con amenazas". Alberto tiene dificultad de movilidad, una persona frágil, que ha sufrido hasta tres ictus, el último el 18 de enero.
Vive solo en el edificio, que está en obras. La puerta del bloque la cambiaron de un día para otro sin previo aviso y sin darle una copia de la llave, le han cortado la luz de la escalera y se orinan en el portal. Alberto tan solo cobra 700 euros de jubilación y declara que paga lo mínimo para vivir.
Asimismo, ha ofrecido pagar a la empresa 400.000 euros para poder quedarse en el piso, pero le dan una negativa como respuesta. "No me han dicho nada más que me tengo que ir". Mar, su hija, acude a la vivienda un día sí y otro no para atenderle, estar con él y poder afrontar esta situación. Entre lágrimas, Alberto nos dice que Mar le está ayudando mucho en su día a día.
Desde el fondo de inversión nos confirman que las declaraciones vertidas de este inquilino no son correctas, ya que, como a todos los demás, se le ha ofrecido un paquete adecuado de compensación directa o arrendamiento de una nueva vivienda sin coste para ellos.
Declaran que se ha llegado a un acuerdo amistoso con todos los vecinos hasta la fecha, siendo este último ocupante del edificio que no accede a alcanzar un acuerdo. Según dicen, tal y como le han reiterado directamente a Alberto, siguen a su disposición para encontrar una solución adecuada para todos.