Se cumplen 46 días de la inquietante desaparición de Ana María Knezevich Henao, la mujer de 40 años norteamericana que se instaló en Madrid para pasar un difícil divorcio y empezar una nueva vida. La Policía Nacional y FBI investigan conjuntamente si se trata de un secuestro.
Cabe destacar que la investigación ha pasado del juzgado número 51 de Madrid a un juzgado sobre violencia de género, lo que implica que existen indicios de que una persona de su entorno sea el principal sospechoso.
David Knezevich, exmarido y socio de la empresa tecnológica de Ana María en Florida, ha rechazado pasar la prueba del polígrafo o detector de mentiras que le había ofrecido la agencia federal norteamericana.
En Madrid Directo accedíamos en exclusiva a la denuncia que interpuso su hermano Juan Felipe en Florida, donde declaraba que el divorcio estaba siendo algo complicado por una cantidad de dinero que, al repartirlo, su exmarido David no estaba de acuerdo.
Fue Juan Felipe quien avisó a David de la desaparición de Ana María y este le contestó a través de un WhatsApp que no sabía nada de ella. Esta mañana, volvíamos a hablar con el hermano. "Estamos mal porque todavía no sabemos nada, pero esperando".
Un medio de comunicación ha asegurado que la Policía Científica encontró restos biológicos en el piso de Ana María. Una declaración que Juan Felipe desmiente. "No quiero especular del caso. Yo le dejo a las autoridades que saben todas nuestras cosas para encontrar a mi hermana y quién sea que sea responsable de esto se haga justicia".
El fin de semana de la desaparición de Ana María intentaron robar en el edificio, aunque no existe denuncia alguna al respecto, y que por ello unos desconocidos taparon con un spray negro la cámara del telefonillo de la entrada y la de seguridad junto al ascensor.
Por ello, la familia tiene claro que la desaparición no fue voluntaria. "Por todo lo que se sabe de las cámaras, del tipo con el casco de moto, de los mensajes, se sabe que es algo planeado, se sabe que no fue voluntariamente y se sabe que alguien planeó esto".
Tras hablar con Juan Felipe, volvemos al barrio de Salamanca donde entre vecinos y comerciantes impera la ley del silencio, unos porque aseguran no saber nada y otros por no querer hablar. Después de 46 días sin rastro de Ana María, la familia vive una pesadilla que parece que de momento nunca termina.