A sus 78 años, María José se ha visto obligada a compartir su casa para llegar a fin de mes porque desde hace un año tiene a una inquiokupa en su segunda residencia, la que alquilaba como extra a su pensión mínima en Mejorada del Campo.
"No pensaba que a esta edad me pudiera pasar esto", nos cuenta María José entre lágrimas. "Esta mujer me ha hundido, se me han echado los años encima desde que no me paga. Estoy envejeciendo deprisa porque de verdad que estoy fatal".
Construir un chalet con el trabajo de toda una vida para tener un ingreso extra se ha convertido en su peor pesadilla. "Para poder pagar la hipoteca, tengo que alquilar dos habitaciones y poner dinero de mi pensión", nos asegura.
"He contratado a una empresa de desokupación y ellos se enteraron por mediación de una amiga mía que yo había empeñado las joyas para poder pagarlos y entonces dijeron que no me cobraban nada. Yo les tengo que estar muy agradecida porque me han ayudado muchísimo".
Acompañamos a Ángel y Jaime de 'Desokupa Demolition' a intentar hablar con los inquiokupas, pero sin éxito. "Tenemos conocimiento que están trabajando los dos". En estos casos, la empresa deja una pegatina de aviso para que se pongan en contacto con ellos y, si no lo hacen, se verán obligados a volver en otro momento.
Mientras que María José sobrevive con una pensión de 800 euros, su inquilina le debe más de 7.000 euros.