Con la llegada del nuevo año, la emoción por la Lotería del Niño se siente en el aire, especialmente en la administración de lotería de Juan Carlos, quien abre sus puertas con el orgullo de haber otorgado un cuarto premio en el Sorteo de Navidad.
Ahora, su ilusión se centra en vender el número del primer premio en el Sorteo del Niño. "Con el Niño llevamos los últimos años dando segundos, terceros y esperamos que este año sea el primero", comenta con optimismo.
En esta administración, además del anhelo por el primer premio, se vende un número que ha adquirido un estatus casi legendario entre los vecinos: 'El feo del barrio', el número 00044. "Es el número más antiguo de esta administración, es un número que no se olvida", asegura Juan Carlos, destacando la conexión emocional que muchos tienen con este dígito tan peculiar.
En la calle Arenal, las colas se repiten a medida que los afortunados buscan hacerse con un décimo. Magalí, una de las trabajadoras de la administración, menciona: "Como hemos dado tantos premios en Navidad, ahora la gente viene a buscar la suerte aquí".
Este ambiente festivo y esperanzador se complementa con una curiosa tradición: una vez comprados los décimos, los clientes frotan sus boletos contra la icónica trompa de la figura del elefante que custodia la puerta, creyendo que atraerá aún más suerte.
Un dato curioso que resalta es que los números 7 y 13 son los más vendidos. De hecho, es raro encontrarlos en las administraciones debido a su alta demanda. Sin embargo, es importante recordar que todos los números tienen la misma probabilidad de ser premiados, lo que añade un toque de emoción a cada compra.
La Lotería del Niño no solo representa una oportunidad para ganar premios significativos, sino también una celebración de tradiciones y esperanzas compartidas. Con cada décimo vendido, los loteros continúan alimentando los sueños de muchos, mientras esperan que este año traiga consigo esa tan ansiada suerte.