Hoy Madrid se ha ido de entierro, pero es el más divertido que existe. El Carnaval madrileño dice adiós con el tradicional Entierro de la Sardina, protagonizado por la Alegre Cofradía, con un divertido cortejo fúnebre que ha culminado con la quema de la sardina en la Casa de Campo.
Como cada año, el broche final del Carnaval de Madrid lo ha puesto este divertido cortejo fúnebre, una tradición popular que fue plasmada en un lienzo por el pintor Francisco de Goya, primer cofrade de honor.
Los cofrades, acompañados de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Madrid, han recorrido durante el día de hoy, Miércoles de Ceniza, el Madrid de los Austrias hasta la plaza de la Villa, continuando después su itinerario hasta la plaza de Tirso de Molina.
Sentidas plañideras con velo, cofrades con capa negra y sombrero de copa han desfilado por todas las calles de la ciudad el féretro de la sardina, custodiado por Julio. Además, los participantes han visitado una decena de bares madrileños, donde les han ofrecido comida.
Asimismo, por la tarde se ha realizado otro recorrido desde la Ermita de San Antonio de la Florida y, tras rendir homenaje al cofrade de honor, Francisco de Goya y Lucientes, han partido hacia la Fuente del Pajarito de la Casa de Campo donde, con la quema de la sardina en la hoguera, se ha dicho adiós al Carnaval hasta el próximo año.
El entierro de la sardina carnavalesco se celebra tradicionalmente el Miércoles de Ceniza y en él se entierra simbólicamente al pasado, a lo socialmente establecido, para que puedan renacer con mayor fuerza, para que surja una nueva sociedad transformada.
El origen del tradicional Entierro de la Sardina se remonta al reinado de Carlos III, que mandó traer un cargamento de sardinas, pero como llegaron podridas y generaba un hedor insoportable ordenó enterrarlo en la ribera del río Manzanares.